martes, 20 de octubre de 2009

Saunas (en edición)

En ningún otro lugar disfruto del sexo homosexual como en los saunas gay.
Será por la posibilidad de andar desnudo con la sola excepción de una toalla atada a la cintura, o por el contacto de mi piel con el agua y la humedad en allí presentes, o por la posibilidad de ver películas porno-gay con toda comodidad, o de acostarme si quiero en una colchoneta solo y a oscuras, o por el hecho de estar en un lugar consagrado al sexo entre hombre.
Ese ambiente libre, acuático y vaporoso me vuelve más plástico, me hace más elástico a todo nivel.
El agua la encuentro en la pileta donde puedo nadar desnudo o en los jacuzzis donde estoy desnudo en compañía de otros hombres. Y también en las duchas donde uno se baña luego de desnudarse en el vestuario y antes de ingresar a la pileta o a algunas de las salas de sauna. En algunos clubes hay duchas dentro de las salas de sauna, o contiguas a ellas, con el fin de refrescar a los concurrentes cuando el calor se torna agobiante. Imaginen la cantidad de vapor de agua generado en un spa-gay, como tambien se los promociona ahora.
En los saunas disfruto de mear en los mingitorios por la sencillez de la operación. Al llegar ante el "coso" solo debo apartar un poco la tela de la toalla, sacar el miembro y mear.




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